Se plantea un nuevo Centro de Conservación de Carreteras, con dos volúmenes, uno para personal y otro para vehículos y/o almacén, rodeado de una serie de instalaciones anexas. Partiendo de la arquitectura industrial como paradigma de la economía de medios, la propuesta se fundamente en la resolución geométrica y el uso de elementos naturales para ennoblecer, diferenciar y cualificar los espacios, culminando en un patio ajardinado que se erige como el elemento central.
La importante disconformidad entre los programas del edificio de personal y la de vehículos llevan a una necesaria separación de los usos. No obstante, los requisitos de unificación del conjunto hacen necesario la aglutinación de ambos. Es aquí donde la propuesta, generada a partir de dos cubiertas que crean un impluvium con un patio ajardinado consigue la unificación, separando y conectando a la vez los programas.